Sondear fracturas, habitar fronteras: a propósito de “Un huir sin término”
La errancia representa una interrogación política de la ciudad. Es escritura en marcha y crítica de lo urbano considerado como la matriz de los guiones en que nos movemos. Radicante, Nicolas Bourriaud.
Cuando el sistema nos impone una velocidad y una inmediatez tan compulsivas como inoperantes, la pausa se convierte en un acto radicalmente político. Un huir sin término se fragua desde la espera, el encuentro fortuito, la recolección paciente. Requiere del mismo sosiego por nuestra parte. Arrullados por una atmósfera onírica, deambulamos entre objetos povera, lúdicos y misteriosos, hasta que la abrupta visión de una cuerda enroscada o de unos eslabones despiertan en nosotros una turbación instintiva.
La obra de Natalia Cardoso explora los significados del habitar. Se habita construyendo, según Heidegger, y esa construcción exige tiempo y esmero. Deslizamientos, traducciones e intercambios dan lugar a un refugio; un espacio para reflexionar y descansar, pero también para exorcizar el sufrimiento. La peculiaridad de este refugio es que está erigido en un lugar que la artista sabe que ocupa de forma transitoria. Un refugio nómada, por tanto. Una propuesta que acepta la errancia como una variable más del habitar, que encuentra en el desarraigo una posibilidad. El refugio de Cardoso avanza cuando ella avanza, germina cuando se enraíza, y está siempre dispuesto a continuar la marcha.
Los objetos que componen Un huir sin término son, en buena medida, materiales espigados por la artista en su deambular por la facultad de Bellas Artes de Málaga y por el barrio de El Ejido. Su actividad evoca al trapero, figura sublimada por Walter Benjamin como trasunto del poeta moderno. Ambos, chatarrero y flâneur, personajes marginales surgidos al calor de las urbes industriales, resignifican a través del gesto recolector lo descartado, lo fútil. Las huellas de otros artistas, incorporadas a la instalación, constituyen la prueba de un habitar colectivo. La precariedad de los objetos empleados por Cardoso remite a nuestra propia fragilidad, material y emocional, como sujetos lumpen arrojados a los márgenes de un sistema vorazmente hostil. Un huir sin término, a través del cuestionamiento de percepciones y significados, concita un espacio político; una esfera donde esta comunidad de vulnerables toma la palabra, crea y piensa en común para combatir un mundo inhabitable.
Este texto es una reseña de Un huir sin término, exposición individual de la artista Natalia Cardoso, inaugurada el 13 de enero de 2022 en la sala de exposiciones de la facultad de Bellas Artes de Málaga.